El otoño escucha mis sollozos luego de la carcomida culpa que me besa el labio inferior cada vez que desesperadamente te necesito,
Para enseguida rogarte que estés conmigo, que te comas mis dolencias y que dejes esa realidad inherente a ti y que por fuerza te acecha.
Ven y no sabré que hacer contigo, ven y no hare lo que a solas amo hacer, vente conmigo, vente conmigo una y otra vez.
Me pregunto muy seriamente si el extrañarte tan atroz tenga remedio, o será que extraño eso irreal que jamás me acompañara?
Tan hondo siento, que imagino que aunque te tuviera seguiría deseando.
Todo me refiere a tu endeble existencia
y en ese punto ciego de mí en tu cuarto vacío siento que si te tuviera no te amara.
Eres en mí la ausencia entre frívolas mariposas
Porque la plenitud buscada, sintetizada, lleva al silencio
y si te tuviera te mataría por querer que vivas.
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