21 sept 2008

Para soltar al anhelo:

  1. Desprenda las costras del tejido
    sobre el que yace inerte.
  2. Defínase desde el silencio eterno
    (cansado de susurrar en función de las heridas).
  3. Deje al viento que sople la verdad.
  4. Sea andado por la empedrada montaña
    y precícela por los pasos propios
    y no la montaña a usted sujeto lector por sus rocas.
  5. Luego las alas se irán cansando
    de ser océano de las olas,
    pero hay que esperar
    a desvanecerse en la inquietud.
  6. Finalmente, cure al animal nostálgico
    con la resignación de lo magnánimo y déjelo ir.

1 comentario:

Salvador Jiménez Almaraz dijo...

"El silencio será eterno por mucho tiempo... por lo menos hasta que alguien decida llamarlo por su nombre"


LA LUZ